miércoles, 24 de octubre de 2018

El Tiempo


Hoy, escuché en la radio a Jorge Bucay contado un cuento de su autoría. Me encantó su  moraleja y deseo compartirla contigo.

Decía así: “Existió un hombre cuyo objetivo en la vida era ahorrar un millón de euros, para así poder ser feliz debido a la seguridad que ese dinero le iba a proporcionar. Para ello, además de trabajar y trabajar, debía gastar poco, y por eso dejo de salir con los amigos, ir a cenar, ir al cine, y no gastaba más que en aquello que era imprescindible, con el único objetivo de reunir el millón de euros que tanta seguridad y tan feliz le haría… Poco a poco fue juntando dinero y llegó al medio millón de euros, pero eso no era suficiente; tenía que alcanzar la meta que se había propuesto y no pararía hasta conseguirlo.

Pasaba el tiempo y aquel hombre lo único que continuaba haciendo era trabajar y ahorrar la mayor parte del dinero que obtenía. Hasta que un día reunió novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve euros. Sólo le faltaba un euro. Pensó que para ello no le sería necesario trabajar un día más, que en su casa tenía que haber un euro. Se puso a buscarlo, y en el bolsillo de una chaqueta encontró cincuenta céntimos. Ya estaba muy cerca de su gran objetivo. Siguió dando vuelta a la casa y, en el fondo de un cajón, encontró cuatro monedas de diez céntimos. Estaba a punto de conseguirlo. Tras toda la tarde buscando, al final halló los diez céntimos que le faltaban. Por fin podía vivir tranquilo; había conseguido reunir el millón de euros que, a partir de ahora, le permitiría ser feliz.

Cuando se disponía a descansar y empezar a disfrutar de la vida, llamaron a la puerta. Era una figura sin rostro, siniestra. Se trataba de la muerte. El hombre, asustado, intentó negociar con ella. “Te ofrezco cien mil euros si me das un año más de vida”, le dijo, a lo que la muerte respondió “no hay trato”. Preocupado, el hombre mejoró su oferta y le ofreció doscientos mil euros por unos meses más de vida, pero eso siguió sin convencer a la muerte. Llegó a ofrecerle la mitad de lo que tenía ahorrado por disfrutar de un mes más de vida, pero la muerte no aceptó la oferta. Desesperado el hombre hizo su última oferta, un millón de euros por un día más de vida. “No hay trato”, fueron las únicas palabras que escuchó. El hombre se dirigió a la muerte y le dijo “al menos tendré unos minutos para escribir una carta de despedida”. La muerte accedió.

Aquel hombre únicamente escribió una nota que decía”:

“Querido lector, aprovecha lo más preciado que tienes, el tiempo. Te lo digo yo, que intenté comprar un día más de vida por un millón de euros, y no lo conseguí”.

© Maria Eugenia Rojas Alegria





5 comentarios:

Maite dijo...

El tiempo es lo más preciado que tenemos, hemos de aprovecharlo al máximo, es algo fundamental en nuestras vidas, buena moraleja la del cuento.

un abrazo inmenso.

maite

María Eugenia Rojas Alegría dijo...

Maite, me enseñaron a que se debe vivir cada instante como si mañana no fuera a salir el sol para mi. Y también aprendí a vivir con amor, fe y agradecimiento.
Un besito lleno de ternura.
Mau

María Eugenia Rojas Alegría dijo...

Evanir, tienes toda mi amistad y admiración por tu maravilloso Blog.
Siempre eres bienvenida a mi casita.
Besitos llenos de ternura y paz.
Mau

Unknown dijo...

Tienes unos blogsmuy interantes, ya te sigo y te invito a participar de mi blog, papelesanimados,blogstop.com, saludos, Danae

María Eugenia Rojas Alegría dijo...

Danane, gracias por tu bella visita y por seguirme.
Un abrazo grande lleno de luz y paz.
Mau