viernes, 24 de junio de 2011

Pequeñas grandes proezas cotidianas





Fabi, es una joven  que por circunstancias de la vida sufrió un accidente, tuvo muchísimas operaciones y a consecuencia de ello, quedó muy delicada, con muy pocas fuerzas y mucho dolor.

Su rehabilitación la tuvo que hacer con mucho esfuerzo y sacrificio, primero aprendió a mover los dedos de sus pies, luego a mover las piernas y así hasta poder tener movimientos más firmes.

Ella soñaba con volver a su anterior ritmo de trabajo arduo, dinámico y entusiasta, pero por el momento sentía mucho dolor y no podía caminar, lamentablemente por más que quería el dolor la vencía.

Pero ella intentaba una y otra vez, hasta que un día pudo levantarse sola, claro apoyando su cuerpo a la cama para no caer. Ese día poco a poco pudo arreglar su cama y dejarla bien tendida, le costó mucho, pero lo consiguió, porque esa era su meta para ese día.

Al día siguiente se propuso hacer lo mismo y además vestirse sin ayuda y lo consiguió.

Al tercer día, además de hacer lo anterior se propuso ducharse ella sola y lo logró.

Y así cada día se ponía una nueva meta hasta  que ahora es una persona normal y realiza todas  las cosas que pensó un día, el día de su accidente, no podría hacerlo nunca más.

Todo esto lo consiguió, no solo con su fuerza de voluntad, sino, con una fe infinita, que a pesar de sus caídas ella siempre con alegría volvía a levantarse, pese a los dolores horribles que sentía, nunca dejo de seguir su tratamiento médico, Fabi logró conseguir su normalidad también, con  todo el amor  que su familia le brindó en tan malos momentos.

MORALEJA:

Nunca debes perder la fe, Dios siempre está ahí para atenderte, enriquece  tu fuerza de voluntad   dándote  metas y desea de todo corazón  cumplirlas, imagina tus metas ya cumplidas, así lograras alcanzar el éxito en todo lo que te has propuesto.




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